Probablemente
no soy nadie para decir qué tan mala es esa idiosincrasia que nos
identifica a los colombianos, y aunque este tema da muchísimo de qué
hablar, o de qué escribir en este caso, (a lo mejor y algún día vuelva a quejarme mentalmente de otro lado oscuro característico del colombiano)
en esta ocasión pienso centrarme en lo que corresponde a la afición por
conseguir cosas que no son originales sólo por el hecho de que son más
baratas. (Y ni hablar de si son gratis).
El
colombiano promedio cree que si puede obtener “lo mismo” pagando menos,
entonces es mejor. El ejemplo más claro quizás sea el de las consolas
de videojuegos; un colombiano típico preferiría conseguir una consola
que tenga la capacidad de reproducir videojuegos piratas aunque corra el
riesgo de perder la compra, que pagar por una consola sin
modificaciones, con garantías de fábrica y que reproduzca juegos
originales. Casi puedo leer los pensamientos de los colombianos típicos
mientras leen estas líneas: “¡Pues claro! ¡Un juego pirata es muchísimo más barato que uno original!” o algo como “¡¿Qué clase de idiota preferiría meterle ese poco de plata a un juego cuando lo puedo bajar de internet?!”
y cosas por el estilo. Y es allí donde digo que se hace a un lado la
moral y la ética, que en este caso importan un bledo porque es más
económico. ¿Verdad, colombiano típico?
Si
han leído entradas anteriores en mi blog sabrán de mi gusto por el
software libre. Y es que aunque a veces no sea gratis, el software libre
me gusta porque puede conseguirse legalmente de mil maneras. Las mismas
mil maneras en que pueden conseguirse esos juegos de manera ilegal. A
lo mejor y no todo es malo, probablemente los colombianos tenemos esa
gran facultad de ahorrar dinero. Pero no, eso tampoco es cierto, porque
cuando alguien ahorra es tildado de ricachón por el simple hecho de
saber qué es lo que quiere y tener la voluntad suficiente para
conseguirlo.
Es
obvio que no todas las personas tienen la oportunidad de adquirir
legalmente todos y cada uno de sus bienes. Hablemos de sistemas
operativos por ejemplo; no hay que ser especial para deducir que la
mayoría de los sistemas con licencias privativas en Colombia (para uso personal) no han sido adquiridos apropiadamente. (Sé que lo pensaste, colombiano típico)
Sin embargo, ese no es el tema, porque ante la oportunidad de obtener
algo muy costoso de forma legal, un colombiano típico no lo haría.
Yo seguiré obteniendo las cosas de forma legal en cuanto me sea posible, pagar licencias y esas cosas. Sé que no he podido hacerlo con todas mis adquisiciones hasta ahora, pero es algo que quiero lograr con el paso del tiempo. Porque aunque no hayan recursos, hay voluntad, ya que desde hace un tiempo me creé la meta de dejar de ser un colombiano típico.
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